En el mes de Mayo de 2015 se llevó a cabo la construcción de una cisterna de 16.000 litros en el paraje La Andrea, de Angel Torres y familia, en la zona rural de MORILLO.
Los comienzos...
A raíz de una capacitación a la que concurrimos en septiembre del año 2014 en la ciudad
formoseña de Ing. Juárez; para aprender acerca de la construcción de cisternas de placas
según modelo ASA (semiárido brasileño) que INTA adoptó como tecnología para
proponer en zonas semiáridas de Argentina, surgió la necesidad de replicar este formato en el Chaco Salteño.
Angel Torres fue uno de los pequeños
productores que participó de aquel taller en Ing. Juárez y tiene necesidad de
mejorar el sistema de captación de agua de lluvia por lo que se decidió hacer
la primera cisterna en su paraje.
Los moldes y modelo de este tipo de cisterna es de
16000 litros y se conectó a un techo de captación de 56 metros cuadrados.
Paso a paso...
Se comenzó con la preparación de la cama de
arena para apoyo de moldes y armado de las placas y vigas. Se decidió utilizar
arena del lugar (mezcla de arena, arcilla y limo) ya que este material es base
de las placas y no afecta la estructura de las mismas; sin embargo no fue una
decisión acertada porque se pega demasiado al cemento fresco y dificulta el
despegado posterior de la placa al día siguiente.
Luego de comprobar esta dificultad se optó por
armar el resto de placas sobre un nylon negro de base sobre el suelo y encima
del nylon se esparció la arena misma de la construcción. El resultado fue que
las placas se despegaban mejor y eran más parejas en su lado externo.
Conclusión: la base de las placas debe ser de arena de construcción.
Para las placas del techo se utilizó este
mismo procedimiento de nylon negro sobre el terreno, luego arena de
construcción y sobre ésta los moldes. El resultado fue que mejoraron las placas
y resultó más sencillo el despegue y limpieza de las mismas además de utilizar
menos cemento.
Terminadas las placas y vigas se procedió a
armar la base con el hierro según cartilla y luego colocación de placas (cada
fila con revoque y luego la siguiente); se colocaron las vigas apoyadas en el
poste central y placa y luego placas del techo y revoque.
Armado la “cancha” de arena para placas y vigas; luego hierros de la losa base y
llenado de la losa con hormigón según cartilla. También se armaron placas
pared sobre papel de bolsas de cemento en reemplazo de nylon con buen
resultado al despegar las placas (foto centro izquierda)
Armado de la primera, segunda y tercera línea de placas y revoque;
luego colocación de las vigas. Abajo: trabajando contra reloj por la
llovizna
en la capa impermeable y foto final protegiendo la tapa
con nylon.
La cisterna quedó armada y lista para
funcionar para el próximo período de lluvias. Se entregó a Angel Torres un
pluviómetro y bases para su instalación para la medición de lluvias y poder
correlacionar la variable de entrada (P) con las demás e ir ajustando el
coeficiente de pérdida para la zona.
Por lo expuesto se entiende que el objetivo se
cumplió. La propuesta es continuar con la práctica e ir capacitando productores
de la zona para replicar el método e ir ajustando el método tanto en la
construcción de los moldes (fundamental para lograr la resistencia en este tipo
de estructura) como en la proporción de mezcla y colocación de los hierros en
la base y vigas.
Se destaca la capacidad de trabajo del grupo
de albañiles que trabajó en la construcción de esta cisterna. No obstante esta
observación se debe tener en cuenta para la(s) próxima(s) cisternas que para
terminar el taller en 4 días es necesario desde el comienzo de los trabajos un
mínimo de 10 trabajadores de los cuales 5 deben conocer el oficio de albañil y
el resto tener idea de cómo preparar una mezcla de concreto y prácticas de
ayuda en la construcción.
Si no se cuenta con ese número de trabajadores
es probable que la cisterna se termine en 5 o 6 días sin contar con problemas
externos como lluvia o vientos fuertes que impidan trabajar.
A la familia Torres (Angel, Alicia, Mauricio, Yanina, Ramón, Javier y Sergio) por su generosidad, amabilidad y predisposición para con el grupo de trabajo; a la Municipalidad de Rivadavia Banda Norte por estar siempre presente y acompañando estas prácticas que nacen de las organizaciones de base en el duro intento de crecer y vivir en su querido chaco salteño; a los técnicos de INTA Walter Arena, Juan Rojas y Diego Barreto por su ayuda y predisposición permanente; a los Ings. Hernán Hernández y Bruno Baldi (Coordinador de PRET Chaco Norte y Jefe de AER Tartagal respectivamente, gestores de la financiación para esta cisterna y otras), al Técnico José Pintado (Coco) por su presencia y préstamo del alambre del 12 que no conseguimos en la zona; a Nahuel Di Cosmo y Natalia D´Amore que estaban de paseo y trabajaron codo a codo diariamente; al grupo de trabajo que siempre mostró interés y voluntad para superar los problemas que se plantearon desde el comienzo del taller.
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